Sebastián León García Hernández

MÚSICA : EMBRIÓN Y CONDICIÓN

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<< Todo Arte aspira sin cesar a la condición de la Música >>.


- Walter Peter -.



Creo que cuando Peter dice "aspirar a la condición de la Música", entiendo por condición la esencia, la cualidad específica de la Música, el rango que le fue asignado en el plano divino de la creación estética. Esa condición es envidiable porque representa la soberanía, la independencia total frente a lo material y al discurso racional. En última instancia podemos prescindir de instrumentos y partituras y, aún desprovisto de todo, la humanidad sigue teniendo la facultad de cantar, de silbar, de dar palmas. Sea culta o espontanea, popular o muy elaborada, la Música no varia su naturaleza. Su cualidad esencial estriba en la sonoridad. El sonido, producido por vibraciones, posee altura y timbre, pero carece de cuerpo, no tiene temperatura ni olor, nada que recuerde a la sangre. Al contrario de la palabra, el sonido carece de significados y no puede adquirirlos. Para algunos, un estado semejante representa la libertad absoluta. Pero primero es "embrión" que "condición".


Desde antes de nacer, el latido materno es Música para nosotros. Y para la madre, es goce y Música ese pequeño tic-tac que vive en su interior. Luego viene el primer llanto, los primeros pasos, las primeras palabras... Y es que todo, absolutamente todo, es Música. Todo está unido a un sonido, a un ritmo, a un mecanismo sencillo y único. Estamos fundidos maravillosamente e inevitablemente a la Madre Naturaleza con su orden mágico, cruel y lógico. Desde el viento al mar, desde los pájaros a las tormentas, desde la lluvias a los terremotos, todo es Música.


<< La Música se escribe para expresar lo inexpresable. Yo quisiera que se pareciera a lo que sale de la sombra y que, por instantes, volviese a ella : que siempre fuera una discreta persona >>. Por muy "discreta" que Debussy quisiera a la Música, ella se dirige a todos, incluso a quienes la ignoran o niegan. Su paciencia la hace aguardar el momento para tocar el corazón de los más recalcitrantes. Hay mucha gente para quienes la Música no es más que ruido, un ruido agradable, y hay otra, elegidos, cuyo silencio interior produce una armonía tal que supera en suavidad la que los oídos puedan percibir.


Casi siempre la Música se propone como placer. Pero, ¿cómo un placer que la mayoría no comprende ni sabe descifrarlo, se convierte en algo tan unido a nosotros?. No hay nada que entender, va con nosotros. La Música como tal, no presenta ni defiende ninguna tesis, no expone moral ni teología alguna, no trata de convencer al entendimiento ni se complace en persuadir, es emoción y punto.


Convicción elocuente es que la Música tiene una capacidad para evocar, para encarnar los estados de ánimo y las subjetividades de tiempos pasados, ya en nuestras propias historias en su efecto particular como en su conjunto social y cultural. Y es que la Música siempre abre nuevos horizontes y, a veces, nos revela milagros detrás de ellos.

Salir de si, olvidarse para poder olvidar: ahí está otra clave de la cuestión. El reposo del corazón sólo se obtiene con esa condición.


La Música es poesía sin verso, libro sin texto, pintura sin pincelada y escultura sin cincel, es embrión y condición del Arte. La Música aún puede salvar en nosotros lo que subsiste de libre, de intacto, de valioso.


¡¡¡ Salud y Música !!!.


Sebastián León.


Veintiuno de Junio de Dos Mil Veinte .

DÍA EUROPEO DE LA MÚSICA.

MÚSICA: VIBRACIÓN Y SENTIMIENTO

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Toda gran obra de arte del pasado tiene dos significados, uno de carácter contemporáneo y otro histórico. Cuando una obra no tiene significado contemporáneo, sólo interesa al erudito. Al acercarnos a una gran obra o incluso a una obra que nos ha marcado particularmente la vida, nos olvidamos de la historia. La Divina Comedia de Dante, la Gioconda de Leonardo o la Pasión según San Mateo de Bach, establece una comunicación directa conmigo en términos relativos a mis pensamientos y sentimientos. Dicho de otra manera, tienen un significado contemporáneo. Los sonoros y proféticos versos de Dante, las tenues luces y sombras junto a la enigmática Gioconda y la dramática y expresiva música de Bach, ninguna de estas  obras tienen nada que ver con la historia. Y eso no quiere decir que estén cargadas de sentido histórico, lo tienen y mucho, pero nadie vendrá a decirme que las he  comprendido con mayor claridad cuando sólo leí y estudie sus aspectos históricos. La historia del arte se vuelve importante para el hombre, sólo después de que el mismo arte ha despertado su interés e implicado, aunque sea de forma parcial, sus sentimientos.


La música es contemporánea en su significado, ya que sólo existe en el sonido, fenómeno complejo de combinaciones de tonos, organizados según un diseño rítmico en el tiempo, en vez de en el espacio. Desfila ante los sentidos, sin dejar rastro, salvo en la mente del oyente. A menos que pueda leer la notación musical, el que escucha no tiene otra forma para percibir la música sino como un todo que se recrea en su imaginación. La repetición de una misma música es la mejor ayuda que existe para comprenderla. <<Me gusta lo que oigo>>, frase manida y verdadera.  <<Conozco lo que me gusta>>, frase más interesante para mi ya que, desde cierto conocimiento del compositor y de su obra, la satisfacción es mayor. Un sentido innato de curiosidad y saber invade al que es conmovido por el arte, en este caso por la música. Más de una vez escuchamos una melodía, una pieza, un simple fondo de una película y queremos saber. En ese momento, no nos interesa ni el autor ni su época. Ahí radica la magia de la música.


La música como sentimiento y vibración interior no se puede aprender en un libro ni en un pentagrama. Saberse el nombre de los compositores, oír cuatro piezas o alguna ópera en las temporadas de conciertos e incluso tener la buena costumbre de sentarse a escuchar una pieza en casa, no te convierte en un ser sensible para la música y mucho menos en un melómano. Pecamos y lo hacemos porque se nos exige estar y saber sin degustar y descubrir.


No sólo de música vive el hombre, es cierto. Pero yo me alimento de ella. En la medida que uno se va autodescubriendo, define sus gustos en todos los aspectos de su existencia. Como una medicina o como un néctar, la música puede ser aplicada para cada uno de los momentos de la vida. Para la alegría, el insomnio, el abatimiento, el entusiasmo, la soledad, el dolor, la muerte... Para cada instante hay una música. Es labor de cada uno descubrirla.


¡¡¡ Salud y Música !!!

CULTURA ANÉMICA: LAS TRES TARAS

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La anemia remite a la pobreza, al empobrecimiento de la substancia vital. Yo no menosprecio la cultura en su conjunto, sino eso en lo que se ha convertido con harta frecuencia, a saber, un reflejo de las taras de nuestra época.

Primera tara : el solipsismo que triunfa a menudo y que adquiere la forma de autismo. El egotismo, el narcisismo, el placer autista de concentrarse en uno mismo ; el olvido del público, la negligencia ~si no ya el desprecio liso y llano~ respecto al espectador, lector u oyente. Según la vieja fórmula aplicada por los fracasados, para que la ausencia de éxito de hoy indica con seguridad el talento de mañana, por un momento se ensalza en toda su mediocridad lo que siempre será malo. Los tontos adoran esta retórica útil para transformar a los personajes lastimeros en héroes y al público engañado en improbable precursor sagaz.

La segunda tara la ocasiona el egotismo: el elitismo. Hubo un momento, y aún persiste, que se producía filosofía para catedráticos de filosofía, música para músicólogos, novelas para semiólogos, teatro para los maestros de esa disciplina, ciencia de la educación para los expertos en pedagogía, obras de arte para críticos de arte, galeristas, conservadores de museos y periodistas especializados... Todas estas producciones destinadas a la secta consumaron el divorcio del gran público cultivado, una ruptura que continúa haciendo estragos. ¡Versos y novelas para analfabetos! ¡Exposiciones de pintura para ciegos! ¡ Conciertos para sordos! ¡Festines y banquetes para los que carecen del sentido del gusto!

Todo lo cual nos lleva a la tercera tara: el intelectualismo. El objeto de arte pasa a un segundo plano para convertirse prioritariamente en un medio para alcanzar un fin que lo supera: el debate, la elucubración, el comentario, la palabra, el verbo, el discurso, la divagación, el delirio, el texto, la semiótica, el anfiteatro.

El silencio, ¿es el quid de la música? ; la tela en blanco, ¿la verdad de la pintura? ; lo incomprensible, ¿el objetivo de toda comunicación?. Aunque de entrada parezca un camino, un callejón sin salida no es un camino.

Lo que un día revoluciona, no siempre revoluciona. La No-cultura no es una modalidad de Cultura.

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