Cecilia Domínguez Luis
¿CULTURA CANARIA?
Hablar de Cultura Canaria en estos momentos, inmersos ya en pleno siglo XXI en el que se hace cada día más patente el fenómeno de la globalización, y donde el fenómeno de la inmigración crece cada día es, cuando menos, arriesgado. Porque ¿Cuál es la idea que se tiene en Canarias de la cultura? ¿Cuáles son los valores que la definen y quién o quienes lo hacen?
A veces me da la impresión de que hay un amplísimo sector que, tal vez debido a una falsa y manipuladora información, identifican cultura con territorio. Es decir, reducen la cultura canaria a un ombliguismo frustrante y embrutecedor cuando, precisamente, el hecho de que nuestro territorio sea el de unas islas nos da una oportunidad excepcional de abrirnos a todas las culturas; a ser diversos y, por ello, más ricos.
Ni que decir tiene que no reniego del folclore ni de otras manifestaciones de carácter local, pero eso no nos hace más canarios, ni mucho menos. Como decía el poeta Pedro García Cabrera, “Esos son notas de color local. Pero nunca temas fundamentales del arte. Eso no es sentimiento regional”.
No se puede negar, desde luego, la influencia simbólica de nuestro territorio, que condiciona nuestra manera de ser y de sentir. Ya lo dijo- y de nuevo acudo a su palabra- el poeta García Cabrera en su artículo, tantas veces citado, “El hombre en función del paisaje, en el que afirma que “el medio imprime al hombre un símbolo primario, un determinado modo de ser. Símbolo primo que irá arrastrando a lo largo de su vida”.Y es cierto, pero no es este su único condicionante. Nos reconocemos insulares, tomamos conciencia de la isla en que estamos y la isla en que somos, pero se trata de mirar más allá. Es decir, el canario se levanta por encima de su propio paisaje y mira.
Todos sabemos que nuestra condición territorial nos ha permitido el acceso a un sinfín de corrientes de la cultura universal y a participar plenamente de ellas. No tenemos más que mirar hacia nuestra importante participación en movimientos tales como la Ilustración, el Modernismo o las Vanguardias. Y es así como nuestros rasgos culturales son, precisamente, el resultado de un enriquecedor mestizaje; una cultura que establece un diálogo atlántico con la Península y Europa, con Hispanoamérica e, inexplicablemente más tarde, con África.
Somos herederos de una cultura que se remonta a muchos siglos atrás y que nos llegó a través de los conquistadores. Una cultura occidental que nos llega pero que en estas islas se da- y elijo ahora unas palabras del escritor Isaac de Vega- “modificada o matizada por el hecho geográfico diferencial. Hecho que actúa sobre nuestra manera de expresarnos”
Por otra parte, la Cultura es un fenómeno social y, como tal, evoluciona y se mueve con los tiempos. De la misma manera pienso que la cultura sobrepasa cualquier espacio y no se pone – o no debe ponerse- al servicio de nada ni de nadie.
Cultura independiente, pero también comprometida con su tiempo y no ceñida a un limitado territorio, sino aspirando, desde él, a la universalidad.
En otras palabras, el canario, desde su insularidad asumida, debe proyectar su mirada de tal manera que, a través de ella, descubra y reinvente el mundo. Y esa es, creo yo, la cultura canaria que tenemos que defender.
Cecilia Domínguez Luis